domingo, 29 de diciembre de 2013

TALLANDO la VIDA 

Necesidad visceral.  Martillo y gubia en mano, y un quebracho como única opción para tallar. Es lo que hay, es la madera que toca y “al mazo no nos vamos”. Así empecé.

Dieciocho meses tallando algo sin forma y sin entender en que se convertiría. Expectativa cero, tristeza infinita. Martillo, gubia, lija y el silencio como única compañía que aceptaba mi dolor.

-           ¿Qué estás tallando?
-     La vida estoy tallando, mi vida estoy tallando -  respondía una y otra vez, mientras mi madera lloraba virutas de bronca e impotencia.

¿Por qué la enfermedad? ¿Por qué la muerte? 
Porque hay Vida, porque hay Esperanza, porque hay Amor, respondía el quebracho mientras encontraba su sentido a veces  y al rato era puro aserrín.

Este diciembre 2013 quiero despedir al tiempo más duro de mi vida, meses que me dejaron “sin hacer pie” en tantos momentos y me llevaron a profundidades que desconocía. Tiempo de ponerle el cuerpo a las balas, de salirle al toro en miles de plazas llenas y también vacías. Tiempo de bucearme hasta encontrarme en una mujer más madura, una madre más serena y una hija sin madre.

Tristezas profundas que tallan aprendizajes para atesorar y contemporizar, llevando sus valores a  la vida de todos los días. Porque es tiempo de seguir y seguir siendo aún más feliz.

A fin de febrero decidí que ese quebracho imposible que me había tocado en
suerte debía quedar así de tallado. 
Sobre nuestra mesa roja y energía, como testigo y como memoria. Una obra de arte, una obra de vida. Ni la primera ni la última que me tocará tallar. 

¡Qué Dios me dé buenos martillos, gubias y mucho amor para compartir y aprender de las talladas por venir!

Con gratitud, esperanza y amor en el tallado del 2014

Carolina

29 Diciembre 2013

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