Crónica Instantánea en París
Unidas por una Cartera - Reflexiones sobre una joven musulmana
PARIS Metro 1 - estación La Defense.
Asientos individuales en la
ventanilla
Sentadas frente a frente, estamos cara a cara.
Toda cubierta y de
negro, ella.
Solo se ve su rostro
ovalado, enmarcado en una especie de
vincha violeta que sostiene su pelo totalmente,
ninguna mecha debe escaparse.
Su cabeza envuelta
en un manto negro que forma parte de una capa entera que la recubre hasta la cintura.
Zapatos negros y
bajos, asomando apenas sus puntas de esta suerte de hábito negro, cuyo nombre
no recuerdo.
Sus manos finas,
blancas y delicadas sostienen una cartera, el único detalle occidental que
lleva consigo.
Con esa mirada
externa con la que me gusta experimentar, me observo frente a esta esfinge de
ébano. Mis pantalones kaki “enseñan” mis
pies desnudos calzados con zapatillas Nike. Mi remera es de algodón fino,
estampada con una xilografía negra y mis brazos están descubiertos.
Mis pelos al
viento, como de costumbre, sujetos en un rodete desprolijo con un gancho de
plástico blanco.
Sobre mi falda,
sostengo mi cartera negra, muy occidental.
Aparentemente lo
único que nos une es la cartera.
Mi compañera
envuelta en un sinfin de géneros, se baja en Pont de Neuilly,
segunda estación desde que comenzamos este recorrido de culturas.
Me deja
reflexionando: ¡que vasto y variado es el mundo! Cuánta riqueza yace en
cada hombre y mujer modelada, preservada, amada en siglos y siglos de cultura!
Si se nos presentara
la posibilidad de hablar, a esta musulmana y a mí, encontraríamos muchos puntos
en común y tanto para compartir. Seguramente nuestra conversación se iniciaría
por nuestro gusto en las carteras.
Carolina Tocalli
Paris, 27 de junio de 2011
Escrita
en el metró 1 entre estación Defense y Louvre